Para tener éxito en el mercado, los fabricantes deben garantizar que los productos más delicados o perecederos mantengan la máxima calidad durante más tiempo, especialmente en el sector alimenticio, si bien también en la industria electrónica, farmacéutica o cosmética. El envasado en atmósfera protectora (Modified Atmosphere Packaging, MAP) juega un papel decisivo. Los gases protectores habituales son el nitrógeno (N2), el dióxido de carbono (CO2) y el oxígeno (O2) así como la mezcla de estos gases. Se trata de componentes naturales del aire ambiente, si bien en concentraciones modificadas que deben controlarse.
En la mayoría de los alimentos, se reduce la concentración de oxígeno del envase y se aumenta la concentración de dióxido de carbono con el fin de impedir la proliferación de microorganismos aeróbicos. De esta forma se ralentizan también los procesos de oxidación que modifican los componentes y, así, el sabor y el color de los productos. Por el contrario, otros alimentos necesitan un determinado contenido de oxígeno en el envase para mantenerse frescos o conservar su color.