La hiperbilirrubinemia neonatal se produce en más del 60% de los recién nacidos a término y se caracteriza por un pico de bilirrubina sérica entre los 3-5 días de vida, volviendo a valores normales en unas 2 semanas.
En algunos casos, el nivel de bilirrubina en sangre sigue siendo demasiado elevado, lo que provoca una hiperbilirrubinemia grave en aproximadamente el 10% de los lactantes ictéricos.
Si se detecta a tiempo, el tratamiento más común es la fototerapia, pero si no el bebé corre el riesgo de desarrollar kernicterus, una patología irreversible caracterizada por una grave discapacidad debida a daños neurológicos.
De ahí la necesidad de un sistema capaz de controlar los niveles de bilirrubina durante los primeros días tras el nacimiento de forma sencilla y rápida.
Nuestro reto
Es necesario controlar una afección tan común de modo que las molestias para los pacientes y sus familiares se reduzcan al mínimo. Hoy en día la ictericia se diagnostica a tiempo casi siempre, pero ¿cómo lo hacen?
Es necesario realizar un análisis de sangre para comprobar los niveles de bilirrubina. Eso puede ser duro en un cuerpo tan pequeño, por no hablar de que el riesgo de hemólisis es muy alto y en ese caso se necesita una nueva prueba, tomando una segunda muestra de un vaso sanguíneo del bebé.
En segundo lugar, para realizar el examen es necesario que el paciente esté en el hospital. A menudo eso significa que toda la familia tiene que ir y venir del hospital, lo que no sólo es desagradable, sino también caro.
En tercer lugar, la familia tiene que esperar los resultados del examen en el hospital, a veces durante horas, para conocer la decisión final del médico sobre la necesidad de fototerapia. Por no hablar de que, mientras tanto, hay que ocuparse de la familia.
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