Cada año, más de 7 millones de personas son víctimas de una parada cardiaca súbita en todo el mundo. Una parada cardiaca súbita puede afectar a cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento.
La desfibrilación suministra energía eléctrica al corazón, restableciendo un ritmo cardiaco adecuado. Un desfibrilador combinado con compresiones torácicas bien realizadas es la única terapia que puede salvar la vida de un paciente.
Cada minuto cuenta
Durante una parada cardiaca, la probabilidad de supervivencia disminuye aproximadamente un 10% cada minuto.
Si la persona está inconsciente y no respira con normalidad, hay que realizar inmediatamente compresiones torácicas y respiraciones artificiales de rescate (RCP).
La reanimación cardiopulmonar duplica la tasa de supervivencia y el uso precoz de un desfibrilador externo automático (DEA) puede lograr tasas de supervivencia de hasta el 75% en caso de parada cardiaca. En una emergencia, los procedimientos que normalmente serían fáciles de seguir pueden resultar confusos. Por ello, CardiAngel se centra en proporcionar dispositivos fáciles de usar que permitan actuar con rapidez en caso de emergencia.
Listo cuando se necesita
Al levantar la tapa del dispositivo, el DEA CardiAngel se pone en marcha inmediatamente. Los electrodos preconectados sólo tienen que colocarse en el pecho del paciente. La precarga sistemática permite administrar una descarga tan pronto como sea necesario
Para todo tipo de pacientes
Utilizado con electrodos para adultos o niños, el DEA CardiAngel reconoce automáticamente el tipo de electrodo y ajusta la energía de desfibrilación en consecuencia. En la parte posterior del dispositivo puede guardarse de forma segura un juego de electrodos para niños.
Información en tiempo real sobre la RCP
La desfibrilación no es suficiente. Para mantener un buen suministro de oxígeno a los órganos, las compresiones torácicas deben realizarse correctamente para restablecer un flujo sanguíneo adecuado.
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