Las hepatitis víricas son una de las principales causas de muerte en todo el mundo, con 1,34 millones de muertes al año; tantas como el VIH/SIDA, la tuberculosis o la malaria. Los virus de la hepatitis B y C causan el 80 % de los casos de cáncer de hígado del mundo.
La estrategia mundial de la OMS para eliminar la hepatitis C vírica como un riesgo importante para la salud pública antes de 2030, identifica como claves el diagnóstico y la vinculación inmediata del paciente a la atención sanitaria.
Las personas con mayor riesgo de transmitir el VHC, como las personas que utilizan drogas inyectadas, los reclusos y los varones que mantienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, tienen poco acceso a las pruebas y, en consecuencia, al tratamiento.2
Los procesos de diagnóstico en fases y complicados, basados en el cribado de anticuerpos y la posterior confirmación del ARN, requieren tiempo y representan barreras que desaniman a las poblaciones de riesgo a realizarse las pruebas.
La necesidad
Simplificación del proceso diagnóstico para mejorar la vinculación precoz a la atención sanitaria
Hasta ahora, la confirmación de un ensayo de anticuerpos positivo requería venopunción, preparación y transporte de las muestras de sangre: Además er necesario un laboratorio experimentado y días/semanas hasta la obtención de los resultados.
Pueden ser necesarias hasta 5 visitas para obtener el diagnóstico definitivo de infección activa por VHC.3
Un proceso sencillo de un solo paso, con diagnóstico rápido del ARN en el punto de atención, podría simplificar los algoritmos de testeo, aumentar las tasas de diagnóstico y mejorar la vinculación precoz a la atención sanitaria.