Se trata de hornos estáticos discontinuos de combustión controlada, impropiamente definidos “pirolíticos”; realizados en 10 modelos de diferentes dimensiones y capacidades, son los más grandes de este tipo producidos actualmente por la empresa y cubren el segmento más alto de las potencias destructivas que caracterizan a los hornos estáticos.
Pueden afrontar sin problemas la termodestrucción de residuos caracterizados por un poder calorífico medio-alto (hospitalarios, industriales, etc.) y bajo contenido de humedad.
Las dos fases en las que se divide el proceso de incineración permiten, además de una gran simplicidad operativa y un elevado rendimiento cualitativo, una sensible limitación de las emisiones contaminantes, sólidas y gaseosas. En muchos casos, en efecto, los contaminantes emitidos con los productos gaseosos están contenidos dentro los límites legales, incluso en ausencia de sistemas de reducción adicionales; por el contrario, es necesario tomar mayores precauciones en caso de límites más restrictivos (normativa CEE) y/o de residuos con características particulares.
El ciclo de incineración se desarrolla de manera totalmente automática, ocupando mucho menos personal que los hornos discontinuos tradicionales. También el consumo de combustible y energía eléctrica es muy inferior.