El sector cosmético exige la implantación de unas salas limpias y de unos ambientes controlados asociados en los que se intente controlar la concentración de partículas en suspensión en el aire, la temperatura, la humedad y la presión.
Este es un sector muy diversificado debido a sus múltiples actividades (laboratorios de investigación y desarrollo, laboratorios de análisis, fabricación de productos cosméticos...).
La sala limpia está, aislada por una barrera física compuesta de tabiques, techos, puertas y suelos entre diferentes zonas (clasificadas y/o no clasificadas) que debe cumplir un cierto número de criterios de diseño o de exigencias bien precisas de rendimiento (comportamiento mecánico, geometría, ergonomía, comportamiento frente al fuego, atenuación acústica...).
En el sector de la salud, se distinguen las siguientes zonas y riesgos de contaminación:
Protección del personal que puede estar contaminado por microorganismos y partículas,
Protección del ambiente que puede estar contaminado por microorganismos,
Protección de los productos fabricados que pueden estar contaminados por microorganismos y partículas.
Desde 2006, la industria cosmética se basa en las normas relativas a la evaluación microbiológica de sus productos. La seguridad del ambiente o del operario está directamente relacionada con el diseño de la sala limpia.
Los materiales que componen el aislador de la sala limpia deben responder principalmente a las exigencias de estanqueidad, de limpieza, de resistencias a los agentes desinfectantes, de no retención de partículas y de no proliferación de agentes contaminantes.