Aumentadas cientos de veces, tres de los más de 5 millones de vellosidades que recubren el intestino delgado se reproducen en este modelo de vinilo que representa su papel esencial en la digestión y la absorción de nutrientes.
El modelo de vellosidades intestinales Denoyer-Geppert representa con exactitud tres de los cinco millones de vellosidades que recubren las paredes del intestino delgado de los seres humanos.
Las vellosidades existen para aumentar la superficie disponible para la absorción de alimentos; esta superficie se ha estimado en aproximadamente once yardas cuadradas. Además, en algunas condiciones, los alimentos pueden pasar rápidamente por el intestino delgado; las vellosidades aprovechan al máximo el tiempo que el material digerido está en contacto con el intestino.
Las vellosidades intestinales (1) se proyectan desde la superficie de la mucosa sobre los pliegues y entre ellos. Tienen núcleos de lámina propia (8), que se compone de tejido conjuntivo laxo. Cada vellosidad contiene una red capilar vascular (3), un lácteo central (7) y fibras nerviosas.
El tejido linfático abunda en la lámina propia y puede aparecer como nódulos solitarios o en grupos de nódulos denominados placas de Peyer. El flujo de linfa está controlado por válvulas para que sólo pueda salir del intestino. Este sistema linfático constituye una de las dos vías importantes que recorren las partículas absorbidas para entrar en el torrente sanguíneo.
La segunda consiste en el sistema vascular; aquí, una arteriola (5) entra en cada vellosidad dividiéndose en capilares y es recogida por vénulas (4).
Las criptas de Lieberkühn (6) se abren entre las vellosidades. Producen enzimas, moco y posiblemente una hormona. Hay células caliciformes (21) en las criptas entre el epitelio columnar (20).
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