La terapia con láser se utiliza para aliviar el dolor, acelerar la curación y disminuir la inflamación. Cuando la fuente de luz se coloca contra la piel, los fotones penetran varios centímetros y son absorbidos por las mitocondrias, la parte de la célula que produce energía. Esta energía alimenta muchas respuestas fisiológicas positivas que dan como resultado la restauración de la morfología y función celular normal. La terapia con láser se ha utilizado con éxito para tratar una amplia gama de afecciones médicas, incluidos problemas musculoesqueléticos, artritis, lesiones deportivas, heridas posquirúrgicas, úlceras diabéticas y afecciones dermatológicas.
La terapia con láser de bajo nivel (LLLT) es un tratamiento no invasivo que utiliza estos rayos de luz con el fin de reducir el dolor relacionado con una lesión o afección. LLLT utiliza una luz infrarroja roja y la dirige a las áreas dañadas por una lesión. Cuando este láser se dirige a una región dolorosa del cuerpo, se producen cambios particulares dentro de las células en un proceso llamado fotobiomodulación. Cuando se usa de manera adecuada y apropiada, el resultado esperado de este proceso es menos dolor.