En las reaxias frontales de las artrosis genu varum por osteotomía tibial,la osteotomía de apertura interna tiene la ventaja de evitar cualquier complicación vasculo-nerviosa (paresia del nervio pernoeal, síndrome camerular(?), encontrada en las osteotomías de cierre externo, y en las raras artrosis observadas en las osteotomías de bóveda de ajuste externo.
La sustitución de los injertos tricorticales ilíacos, que mantenían la apertura de la osteotomía, por una cuña de cemento (creada al principio de la intervención) ha permitido eliminar las complicaciones debidas a la sujeción de los injertos ilíacos (hematoma, supuración, dolores).
La estabilización del ajuste con una placa de apoyo antero-interna, basada en la forma de la tibia tras la osteotomía de apertura, evita toda pérdida de corrección (la epífisis por encima de la osteotomía y la diáfisis por debajo se fijan cada una con 3 tornillos corticales de 5 mm de diámetro).
El recrecimiento óseo de la osteotomía se produce desde el exterior hacia el interior sin ninguna contribución ósea local. El apoyo progresivo es posible a partir del 45º día; el apoyo completo está autorizado entre el 70º y el 75º día operatorio.
Esta técnica parece ser muy precisa ya que el 75% de las osteotomías solidifican con el valgo deseado (entre 3º y 6º de valgo sobre los ejes mecanicos), y la mayor parte
de los errores de corrección está a sólo 1° de la zona de valgo ideal. Por último, la placa es casi siempre tolerable y su ablación, en caso de dolor, es inusual.
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