El simulador robótico es un desarrollo nacional en el mercado de equipos médicos de simulación y se fabrica como modelo de un adolescente de 8-10 años. Las extremidades superiores e inferiores del maniquí son móviles en las articulaciones principales, lo que permite practicar las habilidades de transporte de víctimas y primeros auxilios en caso de luxaciones y fracturas. La máscara facial con válvula y las vías respiratorias reemplazables eliminan el riesgo de infección cruzada durante las clases en grupo. El simulador está fabricado con un material homogéneo, plastisol, que en sus propiedades físicas se aproxima a los valores naturales de la piel humana.
Cumple las directrices anatómicas necesarias para la enseñanza de técnicas de reanimación:
ángulo del maxilar inferior y cartílago laríngeo, músculos esternocleidomastoideos;
arcos costales, apófisis xifoides.
El cuerpo del maniquí de entrenamiento incluye varios indicadores que reflejan las acciones correctas y erróneas de los alumnos:
con una fuerza y profundidad de compresión suficientes, se registra una onda de pulso en la arteria carótida y se enciende el indicador correspondiente en el pecho del simulador;
si la ventilación se realiza correctamente, se eleva el tórax y se enciende el indicador correspondiente;
en caso de "fractura de apófisis xifoides", se enciende el indicador rojo y suena un pitido;
en caso de "fractura costal", se enciende el indicador rojo y suena un pitido;
la eficacia de la reanimación se determina por el "estrechamiento de las pupilas" y la aparición de pulso en la arteria carótida;
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