Se genera una onda ultrasónica de 46.000 ciclos por segundo a través del líquido limpiador.
La acción de esta onda longitudinal hace que la presión dieléctrica se acumule, dando lugar a numerosas microburbujas de vacío que producen el efecto de cavidad. Cuando estas burbujas estallan, la fuerza de su explosión elimina la suciedad incrustada, la mugre o cualquier otra sustancia indeseable, incluso en rincones diminutos y de difícil acceso. Su eficacia es notable.
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