El aislamiento de camillas se utiliza principalmente para transportar a pacientes con enfermedades infecciosas respiratorias con el fin de evitar la propagación de patógenos y reducir el riesgo de infección a otras personas.
La camilla está fabricada con plástico duradero no tóxico, cerrado con una cremallera semisellada. En el interior de la camilla se genera presión negativa para evitar que el aire contaminado se escape a las ambulancias, a la aviación médica y a otros espacios cerrados. La presión negativa se genera mediante un ventilador alimentado por pilas de litio durante aproximadamente 8-10 horas en condiciones normales.
La camilla tiene ocho portales a ambos lados para facilitar el acceso al paciente para líquidos intravenosos y otros equipos médicos.
Peso 30 kg
Fabricada en aluminio y plexiglás
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