La bilirrubina se forma en el sistema reticuloendotelial durante la degradación de los eritrocitos envejecidos. La parte hemo de la hemoglobina y de otras proteínas que la contienen se elimina, se metaboliza en bilirrubina y se transporta como un complejo con la albúmina sérica al hígado. Este proceso representa alrededor del 80% de la bilirrubina que se forma diariamente. Otras fuentes de bilirrubina son la descomposición de la mioglobina y los citocromos y el catabolismo de los glóbulos rojos inmaduros en la médula ósea.
En el hígado, la bilirrubina se conjuga con el ácido glucurónico para solubilizarse y formar bilirrubina conjugada o directa para su posterior transporte a través del conducto biliar hacia el tracto digestivo, donde es metabolizada por las bacterias en un grupo de productos conocidos colectivamente como estercobilinógeno. La bilirrubina total es la suma de las fracciones conjugada y no conjugada.
Las enfermedades prehepáticas o las afecciones como la enfermedad hemolítica o las enfermedades hepáticas que provocan una alteración de la entrada, el transporte o la conjugación dentro del hígado causan una elevación de la bilirrubina no conjugada (indirecta). La monitorización de la bilirrubina en los recién nacidos, sobre todo si son prematuros, tiene especial importancia, ya que el manejo hepático de la bilirrubina es inmaduro, lo que provoca una elevación de la bilirrubina no conjugada.
Si no está unida a la albúmina, la bilirrubina no conjugada puede atravesar la barrera hematoencefálica con mayor facilidad, aumentando el riesgo de daño cerebral. La bilirrubina total se eleva en las condiciones que causan la obstrucción del conducto biliar, la hepatitis, la cirrosis, en los trastornos hemolíticos y en varias deficiencias enzimáticas heredadas.
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