La poliomielitis es una infección grave del Sistema Nervioso Central, que afecta principalmente a las neuronas de la médula espinal y puede provocar parálisis y muerte.
La infección está causada por tres tipos de Poliovirus (1, 2 y 3), pertenecientes al género Enterovirus.
La infección puede producirse por vía fecal-oral, al ingerir agua o alimentos contaminados, o saliva y gotitas emitidas por enfermos al toser y estornudar.
En más del 90% de las infecciones, el paciente no sufre ningún síntoma; en los casos restantes, los síntomas son fiebre, náuseas, vómitos, diarrea y dolor de garganta; muy raramente se observa parálisis.
No existe tratamiento de la enfermedad, sólo terapia sintomática, que puede reducir parcialmente los efectos de la infección, y medidas de prevención mediante vacunación.
En muchos países asiáticos la poliomielitis sigue siendo endémica, pero la OMS ha puesto en marcha ambiciosos proyectos para erradicar la enfermedad.
El diagnóstico de la poliomielitis puede realizarse por aislamiento y detección del virus o por determinación de anticuerpos en la sangre mediante pruebas de neutralización y, más recientemente, la técnica ELISA.
La detección, en la muestra analizada, de anticuerpos de clase IgG contra los tres tipos de Poliovirus puede deberse a una infección previa o a la inmunización por vacunación.
Método:
Método inmunoenzimático para la determinación cualitativa de anticuerpos de clase IgG frente a Poliovirus IgG en suero y plasma humano, utilizando un dispositivo desechable aplicado en los instrumentos Chorus y Chorus TRIO.
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