La vitamina D es una vitamina liposoluble que interviene en el metabolismo calcio-fósforo. Existe en dos formas: colecalciferol (vitamina D3) y ergocalciferol (vitamina D2). En el torrente sanguíneo, la D2 y la D3 se conjugan con proteínas transportadoras, principalmente la VDBP (Vitamin D-Binding Protein). Ambas formas son biológicamente inertes y sufren, en el organismo, dos hidroxilaciones importantes: la primera en el hígado, con formación de calcidiol (25(OH) Vitamina D); la segunda en el riñón, con formación de calcitriol (1,25(OH)2 Vitamina D), el metabolito biológicamente activo.
la 25(OH) Vitamina D se considera generalmente la principal forma de almacenamiento y la determinación de su concentración serológica se considera un indicador fiable del estado general de la Vitamina D (más del 95% de la Vitamina D en el suero está representada por la 25(OH)).
La vitamina D es esencial para la buena salud de los huesos. Una carencia de vitamina D provoca una mineralización defectuosa de la estructura ósea que puede provocar raquitismo infantil, osteoporosis y osteomalacia en adultos. Un exceso de vitamina D, la "hipervitaminosis D", determina efectos patológicos en el organismo.
La vitamina D tiene también funciones extraesqueléticas, entre ellas la inmunomoduladora y antiproliferativa, tiene un posible papel en enfermedades inflamatorias y neoplásicas crónicas, diabetes, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes y en dermatología, donde una deficiencia de vitamina D se asocia a psoriasis, vitíligo, dermatitis atópica, melanoma y tumores epiteliales de la piel.
Varios estudios han demostrado que, en países mediterráneos como Italia, a pesar de la latitud, la población se encuentra entre las que presentan los niveles séricos de vitamina D más bajos de Europa.
---